Os primeiros dias morando sozinho/Los primeros días viviendo solo

[PT] Morar sozinho tem sido uma experiência, no mínimo, curiosa. Estar em casa, sem ouvir ninguém, arrumar o apartamento, fazer compras, lavar roupa, fazer comida, ñ ter hora para quase nada, enfim, um monte de coisas.

Aqui em Santiago estou sozinho desde quinta-feira. Como se ñ bastasse a mudanca de país, de alimentacao, de clima, ainda tô enfrentando esse novo desafio. Eu, que sempre gostei de estar sozinho (ainda em época que tenho amigos), consegui um ponto maior de liberdade. Porém, essa liberdade dá novas responsabilidades, que vocês, meus queridos leitores, vao acompanhar nesses cinco meses.

De início, uma das coisas mais fáceis foi ir ao supermercado. Pegar o carrinho, fazer compras, isso ñ foi o mais difícil. O duro é o preco. Muitas coisas aqui no Chile sao mais caras: carne, frutas, legumes e verduras tem precos às vezes 4 vezes mais caros que no Rio, o que tem me feito controlar as contas. Fica mais barato em boa parte dos casos comer na rua, o que me faz sair do tempero brasileiro e conhecer (em alguns casos enfrentar mesmo) os sabores da culinária chilena, que, nem sempre, sao dos mais apetitosos (depois falamos mais sobre comida).

A minha sorte é que ñ tenho que passar roupa, o meu maior tormento. Com a secadora daqui, por uma bagatela de 1000 pesos ou 1 luca (aprox. R$ 3,60), lavo e seco minha roupa tranquilamente. Só preciso dobrar tudo depois.

Nos últimos dias, tive dois problemas mais fortes. Fiquei 4 dias sem água quente. Para nós no Brasil é um luxo, mas aqui, que faz temperaturas negativas durante a noite, é extremamente necessário. Tive que tomar banho de caneco dois dias, porque nos outros preferi ficar sem tomar banho (haja perfume!).

E ontem a descarga do apartamento comecou a vazar mais forte. De noite. Lá fui eu meter a mao na água fria para poder resolver o problema. Por sorte consegui.

Ainda ñ tô com aquele sentimento de querer voltar para casa a qualquer custo. Tô adorando toda essa experiência nova, mas já sinto falta do feijao com arroz, depois de 15 dias de Chile. Quem sabe eu ñ consigo fazer?

P.S.: No próximo post, uma pequena mostra do que vem pela frente na Universidad de Chile. Nos vemos, quer dizer, nos lemos.

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[ES] Vivir solo ha sido una experiencia a lo mejor curiosa. Estar en casa, sin escuchar a nadie, arreglar el departamento, ir al supermercado, lavar ropa, cocinar, no tener hora para nada, un sin fin de coisas.

Acá en Santiago estoy solo desde el jueves. Como si no bastara el cambio de país, de comidas, del tiempo, tengo aún más este desafío. Yo, que siempre me ha gustado la soledad (aún en la época que tengo amigos), logré un hito mayor de libertad. Sin embargo, esta libertad viene con responsabilidades nuevas que ustedes, mis estimados lectores, verán en estos próximos cinco meses.

Una de las cosas más fáciles es ir al súper. Tomar un carro, hacer compras, no fue difícil. Lo malo es el precio. Son muchas las cosas que en Chile son más caras: carne, frutas y verduras tienen precios hasta 4 veces superiores que en Río, lo que me hizo controlar las cuentas. Es más barato em la mayoría de los casos comer en la calle, saliendo del gusto de comida brasileño y conociendo (en otros casos enfrentando) los sabores de la comida chilena, que, ni siempre, me abren el apetito (hablamos más sobre el tema después).

Mi suerte es que no tengo que planchar la ropa, lo que a mí es una tormenta. Con la secadora, por 1000 pesos (R$ 3,60), lavo y seco mi ropa sencillamente. Sólo las doblo después.

He tenido dos problemas más fuertes los últimos dias. Estuve 4 días sin agua caliente. Para los brasileños es un lujo, pero acá, que llega a bajo cero durante la noche, es extremadamente necesario. Tuve que bañarme con agua calentada en la cocina dos días, porque en los otros dos elegi no tomar (¡aguante el perfume!).

Y ayer la descarga salía agua sin parar. Por la noche. Y me fui a meter la mano en el agua fría para solucionar el problema. Por suerte lo he logrado.

Todavía no siento que quiero volver a casa a todo costo. Me gusta mucho esa nueva experiencia, pero ya echo de menos el arroz con porotos, después de 15 días en Chile. ¿Quien sabe por si acaso no lo logro?

P.S.: En el próximo post, una muestra de lo que sucederá en la Universidad de Chile. Nos vemos, es decir, nos leemos.